Este pequeño valle encajado entre la Llana del Bozo y la sierra de la Bernera es un rincón onírico por sus pequeñas cascadas, prados verdes, manantiales, las nieblas que se cuelan por el collado desde Estanés, la variada flora, los sarrios, el vuelo majestuoso del quebrantahuesos… Así como por la presencia esporádica de Neré, uno de los dos últimos osos del Pirineo Occidental, e hijo de la última osa autóctona de nuestras montañas, Camille, hoy desaparecida. Por fortuna, a pesar de la polémica que siempre rodea la presencia del oso, el Estado francés se ha visto obligado, previa demanda judicial, a soltar dos osas hembras, Claverina y Sorita, para evitar la extinción de la especie.
El descenso lo realizaremos por la misma GR-11 hasta el collado del Bozo, por lo que parte del camino coincidirá con el de ascenso. Descenderemos la Foya de Aragüés deleitándonos en el paisaje hasta el collado, lo que nos puede llevar alrededor de una hora. Desde el collado del Bozo divisaremos tanto el valle de Igüer, con el río serpenteándolo, como Lizara, la cabecera del valle de Aragüés. En el Collado comienza en dirección Sur la sierra de la Estiba, con la peña Mesola como su máxima altura. Continuaremos el descenso por la GR-11 en dirección al collado de La Magdalena: en unos 15 minutos llegaremos a una zona llamada Izagra, rincón que fue un ibón actualmente colmatado, y un paraje ideal para reposar, por el verdor junto al manantial que lo serpentea. Una vez en Izagra la GR-11 girará a la izquierda, adentrándose en esta planicie circundada por moles de caliza, pero nosotros continuaremos recto y paralelos a la sierra de la Estiba.
Seguiremos algunos hitos de piedra hasta que encontremos en unos 5 minutos un barranco que hemos de descender por su parte izquierda y pegados a la pared, con cuidado debido a la pendiente. Una vez abajo accederemos a la cabecera del valle de Igüer, donde en los meses de primavera y verano numerosas vacas pastan sosegadamente. Desde aquí solo tenemos que seguir el río, maravillándonos ante el variadísimo colorido de las mariposas que revolotean entre las flores (unos huéspedes ingleses llegaron a contabilizar hasta 60 especies diferentes de ellas). En media hora llegaremos a las cascadas de Igüer, preciosas en primavera, aunque algo menguadas en verano, y en 5 minutos llegaremos al refugio de Saleras, desde el que partió la ascensión de nuestra excursión. Por lo tanto, desde aquí seguiremos la pista en descenso para, en 15 minutos, terminar esta inolvidable jornada en la Cleta.
Un Comentario
Deseando volver a Casa Estarrún y hacer este recorrido…. me han faltado días 😢