Después de media hora de descenso llegaremos al ibón colmatado de Tortiellas, un rincón de una belleza inolvidable; en primavera lo surca un riachuelo con los Lecherines y el Aspe como testigos de fondo, además de poder encontrarse alguna manada de sarrios. Tras haber saciado nuestra sed en estas aguas reparadoras, continuaremos la marcha siguiendo el pequeño valle y el río (dirección Noroeste), hasta que nos acerquemos a una pared con una preciosa cascada que nos impide el paso: entonces giraremos en dirección Norte hacia las pistas de Candanchú. Existen varias alternativas para superar estas rampas, todas las cuales nos conducirán de nuevo a la GR-11 procedente de Candanchú.
Una vez que arribemos a las pistas de Candanchú, por terreno bastante devastado (consecuencia de las infraestructuras), ascenderemos por la pista llamada Rey Juan Carlos, ya en la GR-11, hasta el collado (una hora y cuarto desde Tortiellas), la cual nos permite ascender a la Tuca Blanca. Es recomendable su ascensión, puesto que las vistas de la sierra de Aísa por su cara norte son impresionantes. De nuevo en el collado no tenemos sino que seguir la GR-11 en dirección al collado de Esper. Aunque en esta zona, con la nieve de la primavera, deberemos concentrarnos para no perder el sendero, como guía nos servirá el pico de 2.227 metros que hay que rodear por el Norte. Después de rodear este pico llegaremos al barranco del Aspe, curiosamente situado bajo los farallones norte de la Llana de la Garganta y el Bozo. Aquí debemos dejarnos embriagar por el paisaje antes de comenzar el último y más duro ascenso del día, que coronaremos en el collado de Esper (una hora y media desde la Tuca) .
El collado de Esper es la puerta de entrada a la val del Bozo, un precioso valle situado entre la sierra de Bernera y la Llana del Bozo. En primavera lo surca un pequeño río con cascadas, saltos de agua y pequeños manantiales. Continuaremos por la GR-11, que desciende por el val del Bozo hasta el collado del Bozo (tres cuartos de hora desde el collado de Esper), y después proseguiremos nuestro camino por la variante de la GR-11 en dirección al collado de la Magdalena (Sureste). Una vez que hayamos descendido hasta la zona de Izagra (ibón colmatado), abandonaremos la GR-11 y enfilaremos en dirección Sur, hasta alcanzar y descender por una pequeña chimenea, fácil aunque con cierta pendiente. Al terminar el descenso arribaremos al valle de Igüer. Ya sólo nos quedará seguir el pequeño riachuelo hasta el refugio de Saleras, y, por último, continuar nuestro camino hasta el parking de la Cleta (una hora y cuarto desde el collado del Bozo).