Excursiones con niños

Casa Estarrún

11 junio 2018

4 comentarios

Ruta circular por el hayedo de Abi

Fecha: 25/05/2018. La excursión se puede realizar sin problemas en todas las estaciones, aunque en invierno se necesitarían raquetas y el material adecuado para esta época del año. Para realizarla con niños es mejor evitar el invierno, aunque en esta estación se puede seguir la pista que atraviesa el hayedo hasta el rincón de Laña.

Dificultad: Fácil (ideal para realizarla con niños: solo se debe tener cierta precaución en la parte alta del sendero que atraviesa el hayedo hasta la plana de Abi, ya que el sendero es un poco estrecho y hay cierta pendiente; en este punto deberían ir acompañados por un adulto).

Duración:La circular completa, sin paradas, se puede realizar más o menos en 2 o 2,5 horas, aunque, tanto si vamos con niños como si no, las paradas obligatorias para deleitarnos en el paisaje prolongarán la excursión.

Desnivel: 200 metros

Altitudes: Área recreativa de Abi: 1.350 metros. Plana de Abi: 1.450 metros

Ruta: Véase el track (incluye los cruces y algunas fotografías)

El hayedo de Abi se encuentra en la ladera este de la cabecera del valle de Aísa, en una zona denominada tradicionalmente Campo Supirón, y próxima al puerto del valle. La proximidad a la cordillera posibilita el crecimiento de estos hayedos, al ser bosques de clima atlántico. El hayedo no es muy antiguo debido, según nos relató nuestro amigo y vecino Juan Antonio (que en paz descanse), a que antiguamente en esta zona se explotó la madera y se talaron las hayas más viejas, lo que dio lugar a que crecieran algunos pinos silvestres entre los cuales brotó el pasto para el ganado. Estos pinos al pasar los años se talaron a su vez, y ello permitió que crecieran las hayas que actualmente forman este precioso bosque, ahora ya protegido. En los años sesenta la madera era una explotación en auge, lo que facilitó, desgraciadamente, que en Esposa (pueblo perteneciente a la pedanía de Aísa) se vendiera también por entonces un bosque de robles antiquísimos, los cuales se talaron, y de los que sólo nos quedan algunas muestras de menor tamaño, a tenor de algunos tocones abandonados.

El hayedo de Abi es uno de esos bosques de cuentos de hadas y duendes donde se pierde la noción del tiempo, y en el que la luz, al atravesar su hojarasca, produce una variedad de colores y sensaciones difícilmente transmisibles. En el otoño, el rojizo plomizo pinta el bosque y el olor de la descomposición de las hojas es un signo de la belleza y la melancolía que envuelve el ciclo de la naturaleza. El río Estarrún baja bravamente a estas alturas, surcando el valle con sus aguas cristalinas. Esta es una excursión imprescindible para hacerla con niños, en la que disfrutarán del encanto del bosque, de la amplitud de la plana de Abi, y de las pozas del río Estarrún, y aprenderán a respetar estos paisajes que debemos legar en el mejor estado posible a las generaciones futuras. Recientemente los forestales del parque han señalizado este sendero circular, por lo que es sencillo seguirlo si estamos atentos a las señalizaciones y los montones de piedras (o hitos) que nos van guiando.

Descripción de la ruta

La ascensión comienza en la llamada área recreativa de Abi, lugar donde encontraremos un merendero cubierto y algunas barbacoas en desuso y cerradas por el peligro de incendios, y está localizada justo en frente del hayedo del mismo nombre. Desde aquí, y después de cruzar el río Estarrún por un puente peatonal de madera, giraremos a la izquierda por un sendero que nos adentrará directamente en el hayedo de Abi. En seguida, a unos 50-80 metros, giraremos a la derecha para coger el sendero que nos lleva atravesando el hayedo hasta la plana de Abi, la parte superior del mismo.

 

Al principio el sendero sube con cierta pendiente, para luego girar a la izquierda (Norte) hacia las cuevas de Abi, pequeñas cuevas que antiguamente se usaban como majadas donde se protegía el ganado al abrigo del roquedo. En esta pared de piedra caliza es fácil divisar a los buitres revoloteando, e incluso, con prismáticos, a los polluelos en sus nidos. El sendero sigue unos metros paralelo a la pared, para luego girar a la derecha (hacia el Sureste) y dirigirse a la plana de Abi. En esta parte del sendero se debe tener cierto cuidado con los niños, al ser estrecho y un poco resbaladizo. Al atravesar esta zona alta del hayedo es posible escuchar los chillidos del pito negro al echar a volar por nuestra presencia y, si somos silenciosos, divisaremos algún pequeño mochuelo boreal o al gran búho real entre la espesura. Además, si estamos atentos al sonido del bosque, escucharemos a algún trepador azul, algún reyezuelo o algún que otro inquieto herrerillo capuchino.

Una vez que alcancemos la plana de Abi (40-45 min.), divisaremos una pradera verde abierta entre hayas y pinos negros, que en primavera se puebla densamente de lirios blancos y que es surcada por un manantial de aguas cristalinas (el barranco de Vistosla). Es fácil sorprender desapercibido a algún corzo alimentándose de estos verdes pastos, e incluso, en el principio de la primavera, a alguna manada de sarrios que se han aventurado hasta aquí en busca de la frescura del pastizal. Estos prados son prolíficos en algunas de las setas más fácilmente identificables (como champiñones e isones, o setas de San Jorge), por lo que los niños, en primavera y otoño, pueden disfrutar buscándolas. Si vamos en familia este es un espacio ideal para el esparcimiento de los más pequeños y el deleite de los mayores.

 

Para descender y proseguir el camino debemos fijarnos en las señalizaciones existentes en la propia plana de Abi, siguiendo las cuales atravesaremos el barranco de Vistosla para acceder a la pista que baja desde la borda de Laña, en el cubilar de la Setella (bonito paraje que merece la pena visitar, situado a unos 20-30 minutos de donde nos encontramos). Sólo tenemos que continuar por la pista hasta que nos encontremos con otra pista forestal que baja desde el rincón de Laña hacia el área recreativa de Abi. Giraremos a la derecha, cogiendo la pista hacia abajo. En este paraje encontraremos numerosos prados y alguna borda de piedra, y las vistas al valle son magníficas. Más adelante cruzaremos de nuevo el barranco de Vistosla por una parte más baja, en la que los pequeños podrán disfrutar en sus pequeñas pozas y cascadas, con más caudal en primavera, y nos adentraremos en el hayedo, que parece abrazarnos mientras transitamos cómodamente por la pista hasta llegar de nuevo al área recreativa, nuestro punto de partida.

4 Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *